-¡Dios, qué cantidad de mierda!
-Sí, los del fútbol estuvieron aquí.
-Pues son unos cerdos.
-Y unos cabrones que para cuatro cervezas que se toman, montan un follón de la hostia.
-Se creen con derecho a todo.
¿Para qué les pondrá el televisor? La pregunta es para mi coleto y me guardo muy mucho de expresarla en voz alta.
-El puto fútbol, ver a once millonarios corriendo detrás de un balón.
Risas, unas más sinceras que otras.
-Sí, los del fútbol estuvieron aquí.
-Pues son unos cerdos.
-Y unos cabrones que para cuatro cervezas que se toman, montan un follón de la hostia.
-Se creen con derecho a todo.
¿Para qué les pondrá el televisor? La pregunta es para mi coleto y me guardo muy mucho de expresarla en voz alta.
-El puto fútbol, ver a once millonarios corriendo detrás de un balón.
Risas, unas más sinceras que otras.
-Pues te espera una buena limpieza.
El dueño del Piojoso encoge los hombros. Yo también, la buena limpieza lleva aguardándole años. Para mí que se ha muerto durante la espera.
-Y este sábado se te llenará otra vez.
El Piojoso asiente con ademán compungido, pero juraría que hay una chispa en sus ojillos enrojecidos, la misma que tienen cuando abre la caja registradora.
-Ya te digo, el puto fútbol.
Vuelve a asentir con una sonrisilla que amenaza con mostrar los pocos dientes que le quedan. Pago a escape sofocando una carcajada que se troca en maldición al salir a la calle: con la distracción me he apoyado en la mugrienta barra y me va a tocar cambiarme de camisa.
-Puto fútbol -mascullo-. Por su culpa me acabo de joder una camisa.
El dueño del Piojoso encoge los hombros. Yo también, la buena limpieza lleva aguardándole años. Para mí que se ha muerto durante la espera.
-Y este sábado se te llenará otra vez.
El Piojoso asiente con ademán compungido, pero juraría que hay una chispa en sus ojillos enrojecidos, la misma que tienen cuando abre la caja registradora.
-Ya te digo, el puto fútbol.
Vuelve a asentir con una sonrisilla que amenaza con mostrar los pocos dientes que le quedan. Pago a escape sofocando una carcajada que se troca en maldición al salir a la calle: con la distracción me he apoyado en la mugrienta barra y me va a tocar cambiarme de camisa.
-Puto fútbol -mascullo-. Por su culpa me acabo de joder una camisa.
Publicado el 15 de mayo del 2009 en Letras para Soñar.
Muy bueno tiene que ser ese café que tomas en el Piojoso para aguantar tanta mugre. No quiero ni imaginar cómo estará el lavabo. Aunque pensándolo mejor un día nos lo cuentas, jaja.
ResponderEliminar;-)
No olvides la mascarilla.
Cuenta con ello. XD
ResponderEliminarAún estoy esperando mi invitación para fotografiar toda esa mugre. Te doy de aquí a la feria del libro de Valencia para invitarnos a todos/as!
ResponderEliminarHas visto? ya te ponemos ultimátums y todo ;)
Que bueno recordar esa viejas entradas del piojoso.
Pero Verónica, ¿de veras crees que yo os haría eso? ;-)
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