-La venganza es un plato que se toma frío -suelta Sabio rompiendo el silencio matinal.
Los cigarrillos se encrespan enrojecidos apaciguando el ansia de sus devoradores, mientras se remueven inquietas, tazas y copas que humedecen labios y alientos agrios.
Un comentario a esas horas raramente es bienvenido, anda uno todavía en que el día puede ser distinto, que al salir por la puerta podrían cambiar las cosas. Dejar atrás los cigarrillos, las copas y los cafés para siempre... El silencio es fundamental para que el sueño no se diluya. Pero es Sabio quien habla y, a qué engañarse, darle la espalda es como extender una invitación para que te clave la lengua hasta el mango.
Una serie de gruñidos asiente, algún carraspeo hasta tose un sí, eso es verdad y luego el silencio torna a instalarse. Ya no con la calidez de antes, pero si hay suerte y se pega uno un trago del denso brebaje de la copa, quizás consiga recuperar ese instante mágico del "hoy podría ser un gran día".
Vano intento.
-Y UNA MIERDA -la palmada en la barra que corea el exabrupto, arranca suspiros y miradas al cielo. Hoy nada va a ser diferente. Quizás mañana...
El dueño del bar El Piojoso se pone en marcha, él también sabe que de pronto la mañana se ha tornado dura y áspera. Las manos en alto enarbolan tazas y copas reclamando provisiones con impaciencia. Cigarrillos frescos abandonan los paquetes y las atenciones se centran en Sabio.
-Ponme un sol y sombra -pide Ismael, el Sabio, mientras se humedece los labios satisfecho. Tiene al mundo, su mundo, pendiente de él.
-Con que un plato que se toma frío -escupe desdeñoso arrugando el sobre del azucarillo donde acaba de leer la frase-. Menuda soplapollez. Eso es como decir que la paella está mejor al día siguiente, una soplapollez.
Alguno remueve los pies inquieto. Alguno que piensa que, efectivamente, la paella está mejor al cabo de un tiempo.
-Querer vengarse es como cuando te dan un beso, cojones. ¿Sabéis lo que quiero decir?
Ni puta idea, pienso, apurando mi café.
-Sí, coño, un beso de calentón, de esos con lengua. ¿Qué haces? ¿Esperas a que se enfríe para devolverlo? Pues eres un gilipollas. Los besos en caliente y la venganza también, porque es cuando te lo pide el cuerpo. Si te han jodido y puedes joder devuelta, jode. -Toma el sol y sombra de un trago. Tiene el gesto enardecido. Tengo la sensación de que a Sabio se la han clavado y no soy el único que lo piensa. Hago un gesto pidiendo otro café, la escena vale la pena pero el de la barra no me hace ni puto caso.
-Es como aguantarte las ganas de cagar, si tienes que cagar, cagas y punto. Y en eso estoy yo, cojones. Que me cagoenlosmuertosdelmierdaese -suelta de una. Se detiene resoplando y con los ojos desorbitados. Luego saca un billete de cinco euros lo deja sobre la barra y se larga farfullando por lo bajo.
El silencio se va rompiendo con el sonido de encendedores, el repique de loza y el cristal contra las mesas y alguna que otra tímida tos. El de la barra me mira sorprendido de que aun esté allí, así que aprieto los labios y fingiendo un completo desinterés, me marcho.
Casi no puedo esperar a mañana.
Los cigarrillos se encrespan enrojecidos apaciguando el ansia de sus devoradores, mientras se remueven inquietas, tazas y copas que humedecen labios y alientos agrios.
Un comentario a esas horas raramente es bienvenido, anda uno todavía en que el día puede ser distinto, que al salir por la puerta podrían cambiar las cosas. Dejar atrás los cigarrillos, las copas y los cafés para siempre... El silencio es fundamental para que el sueño no se diluya. Pero es Sabio quien habla y, a qué engañarse, darle la espalda es como extender una invitación para que te clave la lengua hasta el mango.
Una serie de gruñidos asiente, algún carraspeo hasta tose un sí, eso es verdad y luego el silencio torna a instalarse. Ya no con la calidez de antes, pero si hay suerte y se pega uno un trago del denso brebaje de la copa, quizás consiga recuperar ese instante mágico del "hoy podría ser un gran día".
Vano intento.
-Y UNA MIERDA -la palmada en la barra que corea el exabrupto, arranca suspiros y miradas al cielo. Hoy nada va a ser diferente. Quizás mañana...
El dueño del bar El Piojoso se pone en marcha, él también sabe que de pronto la mañana se ha tornado dura y áspera. Las manos en alto enarbolan tazas y copas reclamando provisiones con impaciencia. Cigarrillos frescos abandonan los paquetes y las atenciones se centran en Sabio.
-Ponme un sol y sombra -pide Ismael, el Sabio, mientras se humedece los labios satisfecho. Tiene al mundo, su mundo, pendiente de él.
-Con que un plato que se toma frío -escupe desdeñoso arrugando el sobre del azucarillo donde acaba de leer la frase-. Menuda soplapollez. Eso es como decir que la paella está mejor al día siguiente, una soplapollez.
Alguno remueve los pies inquieto. Alguno que piensa que, efectivamente, la paella está mejor al cabo de un tiempo.
-Querer vengarse es como cuando te dan un beso, cojones. ¿Sabéis lo que quiero decir?
Ni puta idea, pienso, apurando mi café.
-Sí, coño, un beso de calentón, de esos con lengua. ¿Qué haces? ¿Esperas a que se enfríe para devolverlo? Pues eres un gilipollas. Los besos en caliente y la venganza también, porque es cuando te lo pide el cuerpo. Si te han jodido y puedes joder devuelta, jode. -Toma el sol y sombra de un trago. Tiene el gesto enardecido. Tengo la sensación de que a Sabio se la han clavado y no soy el único que lo piensa. Hago un gesto pidiendo otro café, la escena vale la pena pero el de la barra no me hace ni puto caso.
-Es como aguantarte las ganas de cagar, si tienes que cagar, cagas y punto. Y en eso estoy yo, cojones. Que me cagoenlosmuertosdelmierdaese -suelta de una. Se detiene resoplando y con los ojos desorbitados. Luego saca un billete de cinco euros lo deja sobre la barra y se larga farfullando por lo bajo.
El silencio se va rompiendo con el sonido de encendedores, el repique de loza y el cristal contra las mesas y alguna que otra tímida tos. El de la barra me mira sorprendido de que aun esté allí, así que aprieto los labios y fingiendo un completo desinterés, me marcho.
Casi no puedo esperar a mañana.
Entrada Publicada el 6 de mayo del 2009 en Letras para Soñar.
Vaya, nos hemos quedado sin saber que le han hecho al Sabio.
ResponderEliminarJe, je. Pero está bien dejar abierta una puerta a la imaginación...¿no?
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