-¡ESA PUERTA! -se queja el coro de habituales.
Entro deprisa dejándome abrazar por la cálida atmósfera del Piojoso. Cálida y repleta de olores que se podrían clasificar por estratos en base a su antiguedad. La mayoría de esos estratos son una agresión olfativa, menos mal que al cabo de un rato uno se integra de tal manera que ya no huele nada. Lo malo es que la pestuza te impregna el pelo, la ropa y cada centímetro de la piel. Y claro, cuando llego a casa, hay quien no se acostumbra a ese peculiar "aroma".
-Del Piojoso, ¿eh? -comenta con sorna mi mujer.
-Ujum -respondo distraido.
-El mejor café del barrio, ¿eh?
-Ujum - repito, esta vez con más cuidado que me da en la nariz (nunca mejor dicho) que algo se cuece en Dinamarca.
-Y a ti te parece normal ir a por flores a las cloacas, ¿eh?
Harto ya de tanto ¿eh? y ofendido por el tema ese de las cloacas, me giro con determinación y suelto lo que pienso.
-Mujer, ¿tanto te molesta?
-No, hombre, no. Solo que hueles a cabra, pero no quisiera yo privarte de ese placer. El del café quiero decir. Pero podríamos evitar que vengas apestando, ¿no? Se me ha ocurrido una idea -y me mira muy zalamera ella. Las alarmas se disparan en mi cabeza.
-¿Qué quieres decir? -pregunto con cautela.
-Que podríamos pedirle a los Reyes que nos traigan la cafetera esa del George Clooney, que hace muy buen café.
No sé qué contestar, por un lado sé que hace un buen café el trasto ese, lo he probado en casa de un amigo. Por el otro, Clooney tiene a Malkovich y yo tengo al Piojoso. Niego lentamente con la cabeza.
-No, creo que no.
-¿Por qué, cariño? -y la pregunta ronronea como una motosierra calentándose.
-Porque este año había pensado que podíamos pedir la Wii, así podemos hacer ejercicio en casa -lo suelto de corrido inspirado por alguna musa cafetera que ha venido en mi auxilio. En realidad he querido decir que es ella la que puede hacer ejercicio, que yo soy más de correr por la calle y jugar a futbito. Ha sido una salida a la desesperada. No me atrevo a levantar la mirada. De pronto una avalancha de besos y abrazos se me viene encima.
-¡Mi amor! ¡Eres un cielo!
¡Uf! ¡Por poco! A partir de ahora me cambio de ropa en cuanto vuelva del Piojoso y me lavo bien lavado o mejor aún, me ducho. Y es que no puedo prescindir del Piojoso. No es solo el café, es todo el ritual y los rituales son tan necesarios como las improvisaciones. Respiro aliviado, he estado fino y rápido. Me voy a tomar otro café para celebrarlo ¡Va por vosotros, George y John!
(Por cierto, ahora a ver a qué Rey convenzo para que me regale una Wii)
Buena salida para esquivar el apuro... Lo que tienes que hacer es llevarte a la "Mujer" al Piojoso, que seguro acaba por apreciar su idiosincrasia.
ResponderEliminarPor cierto, sobre el anuncio ese, el otro día pense que si le quitaramos la intro, y el spot empezara con george subiendo las escaleras del cielo, constituiria un prodigio de efectividad y brillantez narrativa... (lástima de introducción, un exceso que malbarata la historia...)(en estas cosas pienso cuando veo los anuncios...)
Dani Miñano
Pues mira, Dani, esa apreciación es totalmente cierta. El anuncio ganaría muchísimo, pero no vayas dando ideas, que las paguen ;-)
ResponderEliminarMenos mal que lo de la Wii ha colado. ¿Qué haríamos sin el Piojoso?. Deberías buscar una solución a la pestuza que te impregna la ropa...
ResponderEliminarEstoy con Dani, deberías ir acompañado de tu mujer al bar del piojoso que seguro quedará fascinada por él y en adelante será ella la que insista en ir... je,je
ResponderEliminarRosa.-