-¿Dónde estará?
-Iba para su pueblo el fin de semana. Seguro que está aislado por la nieve o algo así.
-Joder, pues a ver dónde vamos.
Somos cuatro frente al Piojoso dando saltitos en la acera para ahuyentar el frío.
-Está la panadería esa que ponen cafés -sugiere uno con la nariz goteante.
-No dejan fumar.
-Pues por aquí está todo cerrado.
Al cabo de cinco minutos nos gruñimos un hasta luego resignado y cada cual se dirige a casa. Bueno, yo no. Yo ya no fumo, así que me voy a la panadería y pido un café. No aguanto demasiado. Mucha luz, gente entrando y saliendo que vocifera buen día como si por el hecho de gritarlo fuera a ser mejor. Las conversaciones sobre el pan, el frío, los niños, los mayores...
El café no está mal, eso que me llevo.
Espero que la nieve se derrita pronto.
Maravilloso...
ResponderEliminarGracias, Sr. IA.
ResponderEliminarMenudo sorpresón me he llevado al ver tanta entrada nueva en el bar. A ver si me pongo al día.
ResponderEliminarEstas cafeterías/panaderías son todas iguales: ambiente de franquicia y cierta euforia incomprensible: no le veo la emoción a comprar el pan. Para un café están bien, como bien dices suele estar bueno, pero donde se ponga la solera de un antro de los de siempre...
Ahí estamos, Enric. Tú sabes de qué va esto ;-)
ResponderEliminarYo también prefiero a mi café italiano de siempre.
ResponderEliminarEs acogedor y no hay señoras hablando del tiempo.
Estas historias, cada vez me gustan más.
No sabía que tenía vida privada el Piojoso.
ResponderEliminarA ver qué cuenta cuando vuelve.
Gracias, Verónica.
ResponderEliminarSí, Milagros, tiene vida privada. Pero no sé si será bueno conocerla XD.
Maravilloso...
ResponderEliminarUn café bueno, pero sin "fundamento"... Suelo tomar café en un quiosco, y si cambias manolos por marujas, viene a ser lo mismo,¿sabes?
Un saludín
Gracias, Victor. Y sí, tomarse un café no es solo ingeirir el brebaje.
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